Crónicas Provinciales

185 Crónicas Provinciales FRANCISCO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ. FORJADOR. (RESUMEN). Dada las características de este estudio, no cabe introducir en él, a un artista en el hierro forjado, sólo que el autor de este historicismo en el que predomina el arte, se ha permitido esta licencia incluyendo en ella al protagonista reseñado. Nació el día 5 de enero de 1933 en el número 23 de la calle Piedad de Don Benito (Badajoz) comenzando el oficio de forjador en 1947, apenas cumplido los 14 años en las talleres de Antonio Gómez instalados en la calle Primer Palomar, cuando un día le habla su maestro de la Escuela Elemental de Trabajo, popularmente más conocida como de Artes y Oficios, pero anticipándose a esta indicación, Paco le afirma que su matriculación ya estaba admitida al haber cumplido los 14 años. Durante los seis cursos escolares en la E.E. de Trabajo, Francisco Rodríguez, alterna la Cultura General con las clases de Dibujo Lineal aplicado a la Industria que impartía el profesor conquense, afincado en Don Benito, Don Honorino Buendía Villalba. En aquellos cursos escolares realizados en la Escuela Elemental de Trabajo, nuestro artista calabazón -como muchos alumnos- recibe las disciplinas del Taller que regenta el maestro Guillermo Miranda Arias, alías “el Pollito en la especialidad de Mecánica, Ajuste y Torno siendo este maestro de taller quien supervisa y dirige todo tipo de trabajo metálico que se hace en la Escuela de Trabajo y que la misma, presenta en las exposiciones anuales, unas en la misma Escuela a final de curso y otras muestras, en los diversos certámenes, unos provinciales y otros nacionales. Y es en las clases de D. Honorino Buendía donde nuestro protagonista calabazón, va perfeccionando las técnicas del Dibujo Lineal que algunas décadas después, le iban a servir para desarrollar el gusanillo del arte que siempre llevaba dentro aplicando su propia intuición exquisita. Asimismo, nuestro artista calabazón recuerda algunos retazos sueltos del mueble-bargueño hecho en la Escuela de Trabajo y que el día 17 de marzo de 1954, fue transportado por la empresa Jul-Mam desde Don Benito y entregado a Franco a las 10 horas de la mañana del día citado en el Palacio de Oriente. Aquel bello trabajo artístico fue diseñado por D. Honorino, mueble que llevaba un extraordinario alarde de carpintería artística en cuya parte central, se talló a medio relieve el Escudo de Don Benito acompañado de alegorías y tallas renacentistas en los costados o divisiones del mueble. Desde el taller de Forja se había ejecutado los inicios del Águila Imperial del Escudo Nacional que emergía tras una corona monárquica con un lazo o banda metálica. A través de un escrito postal, contacta con un famoso industrial de Don Benito ubicado en Vilanova i La Geltrú de Cataluña que le ofrece trabajo en una gran industria de su propiedad que él mismo había creado. Con aquel empleo facilitado por Pedro Camacho Caballero, nuestro protagonista se embarcó en una nueva aventura laboral y desde el año 1959 hasta su jubilación, estuvo en aquella empresa 40 años en calidad de encargado de una sección de cerradura de puertas para todo tipo de vehículos. Pero la afición al arte en el hierro le impactó desde niño y con el tiempo se aficionó a este fantástico oficio y aun, instalado en Vilanova i La Geltrú, fue contactado con los Hermanos García para hacer horas extras y allí realizo forja y artesanía con el hierro rechazando los apliques ornamentales comprados u otro ornamento que precisó, realizándolos siempre a fragua, martillo y yunque. Paco afirma que de haber tenido que trabajar con decoraciones artísticas ya hechas, no hubiese disfrutado como lo ha venido haciendo durante todos estos años. En uno de sus viajes a Don Benito, Rodríguez se lamenta públicamente del estado de abandono de una verja metálica que, en 1953, donó la E.E. de Trabajo al Ayuntamiento de Don Benito y en colaboración con el Alcalde se compromete a su restauración confeccionando la parte artística que misteriosamente había desaparecido. Esta antigua verja está hoy ubicada en su lugar primitivo despojándosela del arrinconamiento y olvido que había sufrido durante varias décadas en el Parque Municipal Tierno Galván, todo ello, por su colaboración desinteresada. NOTA. Todos los trabajos mostrados en la página siguiente son obras metálicas de Francisco Rodríguez Rodríguez.

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