189 Crónicas Provinciales FRANCISCO JAVIER MARTÍN-ROMO SÁNCHEZ. PINTOR. (RESUMEN). Pintor de las artes figuratistas que nació en Don Benito (Badajoz) el 20 de abril de 1965 comenzando sus primeros pasos en el dibujo, como lo hicieran los que con el tiempo serían grandes artistas, rayando con tiza o carbón cualquier soporte que él mismo improvisaba, bien sobre una pared blanca o papel eligiendo mayormente, las mismas aceras peatonales donde expresaba cuanto iba sintiendo. Viendo su madre la afición que el niño derrochaba, le matricula en las clases de pintura oleística de Antonio Gallego Cañamero que por aquel entonces acababa de llegar de Madrid y se había establecido en Don Benito, permaneciendo con este maestro unos seis meses de aprendizaje. Tras el paso del tiempo, va acumulando una gran experiencia que unida a un genio privilegiado, va teniendo muy claro la destreza del dibujo y más aún, las tonalidades coloristas y todo cuanto le rodea plasmando en el lienzo aquellos motivos que elige, utilizando su propia destreza cada vez más originalista muy sapiente él, de que aquellos que le siguen vienen dando fuerte y no perdonan. Con las variadas técnicas adquiridas, unido a la cada vez más creciente inclinación por el arte pictórico, nuestro protagonista emerge de su adolescencia con valentía y decisión afrontando toda clase de retos originarios que le ofrecen los elementos de la naturaleza. Siempre a modo muy particular, el autor de este reportaje clasifica la pintura de Francisco Javier Martín-Romo en tres grupos sin que en ninguno de ellos nazca confrontación alguna: Industrial, Natural y Humana. El autor no deja escapar los paisaje típicamente manufactureros, almacenes, estructuras en desuso, estaciones, vías superpuestas sobre renegridas piedras picadas y grasientas por el paso de la máquina, puentes, barandas, alambradas, insistentes palos telegráficos, unido todo ello a la típica naturaleza que persiste en estos entornos, salpicados con pequeños charcos esporádicos. Hay una pulcra perfección y exactitud cuándo nos retrata con su pincel, conjuntos desechables de envases de cartón provistos de rotulaciones comerciales con diversas industrias, cajas de cartón ondulado donde van impresos signos y flechas de verticalidad, números, pegatinas arrancadas, tesafilm y otros caracteres que nos indican la utilidad del contenido industrial que portaban. Paisajes naturales que nos muestran hermosos y desiertos encinares de alargadas sombras que se arquean o desfiguran según lo quebrado del terreno, bella estampa natural de un día luminoso que va declinando. Martín-Romo nos presenta unos paisajes abruptos en los que regularmente, nos aparece un cielo limpio que irradia esplendor y luminosidad permitiendo escudriñar en sus lienzos toda clase de elementos naturales: cardenchas en flor, el tapiz verdoso de la pradera, la pequeña encina que emerge, esa tímida florecilla silvestre que asoma timorata, un conglomerado de redondeadas y milenarias rocas erosionadas, manchadas de minerales que emergen de entre sus grietas mezclándose con el verdín y el musgo. Figura 4-110. S. E. El Obispo Amadeo. 110 x 195 cms.
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