Crónicas Provinciales

173 Crónicas Provinciales La Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de los Dolores, se propone gestionar un paso-canastilla surgiendo muchas incertidumbres y desconciertos que emergen en aquella Junta de Gobierno a la hora de encargar la obra propuesta a talladores sevillanos, dudando que se pueda ejecutar en Don Benito siendo aquí, cuando surge la figura y el conocimiento artístico de D. Celestino Vega Mateos que saca de dudas al consejo rector de la Cofradía que encarga aquel preciado trabajo, al tallista de Don Benito Claudio Martín Soriano, que se había formado en Sevilla y que disponía de buena cohorte de oficiales. La cantidad neta que Claudio percibiría por el importe solo de toda la talla barroca ascendió a 24.500 pesetas, que una vez terminado el paso y aprovechando la estancia en Don Benito del dorador sevillano Alfonso González Pérez, que acababa de terminar el dorado del Retablo Mayor de la Iglesia de Santiago, la Junta de Gobierno de la Cofradía requiere al artista sevillano para dorar únicamente el frente del paso o respiradero. La obra de Claudio Martín procesiona así, el Jueves Santo de 1957, portando sus 500 kilos de peso por 28 costaleros en 1959 y 1960, año éste último en que procesiona en Don Benito y totalmente dorado, el Paso del Cristo de la Buena Muerte, en tanto que nuestro protagonista Claudio -y por esos dos años- actúa como Capataz y luce su excelsa obra por las calles de Don Benito. Según recuerdan sus propios oficiales, en el taller de Claudio se hicieron grandes y fabulosos trabajos para dentro y fuera de Don Benito, tallando sólo la parte ornamental de los diferentes estilos clásicos y con el maestro Valentín Solís, que tenía su taller de ebanistería en la calle Fernán Pérez, se tallaron unos lujosos y excelentes muebles para Valencia de gran valor económico y artístico. Afirman sus expertos oficiales, que Claudio era un especialista cortando la madera. A Claudio le faltaba el Dibujo Artístico aplicado a la escultura, causa que le impidió realizar esculturas, diferencia artística de sus oficiales aprendidas en la Escuela, sobretodo en figuras humanas, animales y guerreros, motivos característicos del Renacimiento. Claudio, se hizo cargo del retablo y las andas de la Virgen de las Cruces, contratando para este último trabajo a dos tallistas de Sevilla, José Palomo Casanovas y Alfredo. AÑOS: 1720, 1924, 1936, 1950 y 1958. RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA DE SANTIAGO DE DON BENITO. Todos los años que se indican, tienen su historia particular que detallan ciertas circunstancias que afectaron a esta obra magna. Conseguida una fotografía, algo imprecisa, de 1928, nos demuestra que en el Sagrario central del primer cuerpo existían ciertas ornamentaciones artísticas totalmente diferentes a las actuales y de muy difícil definición; pero lo que sí puede observarse que disponía este Sagrario de dos pequeñas columnas más, además de las 24 primitivas y actuales. Desde las bóvedas nervadas y a la altura del primer cuerpo, pendían dos enormes lámparas que iluminaban las ceremonias accionándose mediante cordeles. Figura 4-80

RkJQdWJsaXNoZXIy MTU1MDE2NA==