Crónicas Provinciales

11 Crónicas Provinciales Se ha empeñado nuestro querido amigo, Juan José Lozano, en obsequiarnos de vez en cuando, con algún primoroso trabajo, que nos haga más consciente de nosotros mismos y más conscientes de nuestro pasado, que a la postre es parte esencial de nuestra identidad. En el presente libro, a través del arte, los artistas, los maestros y los “templos” donde el arte se enseñaba, nos lleva de la mano por un sinnúmero de obras que nos abruman por su abundancia y nos embelesan por su belleza. Con paciencia y parsimonia ha ido recogiendo (en todas y en cada una de las manifestaciones del arte en Don Benito), en su peregrinaje por la ciudad, datos, y recuerdos, emociones y reflexiones, viendo y volviendo a ver, obras que cada vez miraba con nueva mirada, descubriendo nuevos detalles apreciando matices nuevos. Tal vez pregunte al viandante que le parece lo que él está viendo, tal vez apunte algún nuevo dato. Si la tarde se le va acabando, tal vez decida sentarse en un banco o en una terraza, para que la luz amortiguada levante nuevos sones de luz en alguna escultura e inesperados detalles, en el juego de luz y sombra, surjan de lo ya tantas veces visto. Luego más tarde, ya en su casa, verterá toda esa carga de datos, emoción y reflexión en fichas, anotaciones, que serán cimientos de sus hermosos e interesantes libros. Los edificios singulares, las plazas, los monumentos son el alma de la ciudad, lo que la hace distinta, lo que hace que cuando llegamos a una ciudad no conocida, notemos como un olor diferente y agradable en el aire; como una nueva forma de oír y como un modo distinto de ver. Las esculturas que nos reciben y las fachadas que nos miran al pasar, son matices, aristas y perfiles, que se nos graban en la memoria y que cuando recordemos o comentemos algo sobre la ciudad, que hemos conocido, afloren casi a modo automáticos en la conversación. Dije, ya hace algún tiempo que las esculturas públicas crean lo que llamé: “un espacio coherente”, queriendo expresar con ello, que las obras de arte crean a su alrededor como un pozo gravitacional de la atención, cuando pasamos cerca de un monumento, parece como si nuestra curiosidad sintiese un tirón hacia el monumento, como si fuésemos atraídos por él y nos conmine con urgencia observarle. Más aún si el artista ha logrado su objetivo, la escultura por alguno de sus puntos prenderá nuestra atención y nos hará recogerla con la vista toda ella para mostrarnos todos sus detalles como pretendía el artista. Si fuese posible fotografiar el deseo de belleza que todos tenemos, tal vez al hacer una foto desde lo alto de la ciudad, veríamos como esos focos de interés por lo bello se superponen y marcan un camino que el viajero debe recorrer para conocer la esencia de la ciudad. Este libro de Juan José es, sin duda, una extraordinaria guía para conocer el alma de Don Benito a través de sus múltiples manifestaciones artísticas. Su aportación al conocimiento de las obras que están y las que estuvieron, será de gran utilidad y proporcionara un gran placer a aquellos que sientan interés por el arte y la historia más cercana. Es para mí un honor figurar en tan interesante y necesario trabajo, y seguro estoy que pasaré muy buenas veladas leyendo y volviendo a releer esta obra de Juan José Lozano. DON RICARDO GARCÍA LOZANO ESCULTOR

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