Crónicas Provinciales

101 Crónicas Provinciales 12.- En la década de los años 50 se comenzó a rodar en los estudios Chamartín de Madrid la película “Marcelino, Pan y Vino” que interpretaron –entre otros– los actores Rafael Rivelles, Fernando Rey, Antonio Vico y el niño Pablito Calvo dirigidos todos ellos, por el director Ladislao Vadja basado en un cuento de José M. Sánchez Silva. Compone la música del film, el maestro Pablo Sorozábal estrenándose el 25/02/1955. Pero antes, fueron abundantes las pruebas realizadas buscando un Cristo que careciera de ciertas características de la escultura española, que al no encontrar esta tipología, la empresa cinematográfica decide encargar la imagen deseada al escultor Pedro Frías que tiene la consigna de esculpir una imagen que expresara un Cristo humano de facciones suaves, escultura que una vez realizada en barro es troquelada en escayola conservándose así en la actualidad tras sufrir varias restauraciones por desperfectos producidos en el mismo rodaje, por almacenamiento de todos los decorados, incluida la imagen, y finalmente, el traslado al convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Don Benito que fundó en septiembre de 1883 Doña Elena Donoso Cortes Gómez-Valadés. Don Miguel López Cabrera, natural de Guareña e ingeniero técnico de sonido de los Estudios Chamartín, ofrece el traslado de la Cruz de más de dos metros de altura y al mismo Cristo a tamaño natural, al convento de Don Benito, muy escaso entonces de imaginería. Dado el tamaño mencionado de la Crucifixión, (Fig. 2-12) el traslado presentó dificultades que fueron suplidas en el embalaje aserrando ambos brazos del Cristo que fueron acoplados nuevamente en Don Benito. En este film de Ladislao Vadja no se introdujo ningún artilugio mecánico que moviera los brazos de escayola cuando el Cristo extiende su extremidad hacia el niño Marcelino; únicas escena donde fue preciso un doblaje humano. 13.- En noviembre del 2006 se inaugura la escultura de la diosa romana Ceres de 2,10 metros de altura, (Fig. 2-13) instalada en la glorieta de Cuatro Caminos, imagen que el Ayuntamiento de Mérida había donado al de Don Benito con motivo del 150 Aniversario de la concesión de título de Ciudad; intercambió cultural que motivó la cesión a la ciudad emeritense de otra réplica escultural de Torres Isunza, similar a la que hoy está en la Casa de Cultura dombenitense nominada como Niña de la Manzana. La escultura romana que ahora tenemos en Don Benito, es una reproducción similar de una talla original de mármol de autor desconocido y se trata de una figura femenina sentada y coronada con diadema, la cabeza cubierta por un velo que cae sobre el brazo izquierdo y oculta el hombro derecho, baja por la espalda y se recoge sobre las piernas. Viste túnica con mangas. Ciñe el talle con una cinta que anuda por delante debajo del pecho. El manto cubre las piernas dejando ver por debajo los pliegues de la túnica. Carece de las dos manos y del pie izquierdo. Figura 2-13. “Ceres”, representa la Abundancia. Reproducción de Luisa Díaz Liviano. Mérida.

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