Crónicas Provinciales

Crónicas Provinciales 96 alcohol y otros productos que con una muñequilla de trapo limpio, aplicaban las sustancias sobre los entallados y contrachapados del mueble. En la actualidad, esta práctica ha sido relegada por nuevos sistemas industriales y la talla en madera ha quedado totalmente extinguida y suplantada por la introducción vanguardista de la línea recta en el mueble, sumando a esto, el nacimiento informático del pantógrafo, qué programándolo previamente, una máquina realiza cualquier tipo de talla, escultura, lapidado, rotulación o esculpido, fabricándolos por serie y tipo estándar con pasmosa precisión. Sumamos a estas tecnologías la utilización del poliuretano u otra pasta química que vertiéndolas en el troquel, emergen más copias de las deseadas lanzándolas al mercado a precios irrisorios desterrando con ello de por vida ciertos trabajos artísticos manuales donde se utilizaban, simples herramientas y el ingenio del artífice de forma, que los estertores agónicos de oficios artísticos van siendo cada vez más latentes y preocupantes no dando opciones o aliciente de continuación a las nuevas generaciones. Uno de estos tallistas muy famosos que practicaba mucho el poliuretano con una empresa determinada, fue el alumno Juan Jiménez Rueda. Si Don Benito tiene la fama de los grandes artistas que de él salieron, se debe a ciertas circunstancias que se conjugaron en el tiempo y eclosionaron en esta ciudad un próspero hervidero de potencias privilegiadas que en buena parte, fueron impulsadas por los mandatarios políticos que rigieron los dictámenes conciudadanos, todo ello independiente de que los propios artífices desarrollaran su adecuado afán de auto superación apoyados unos, por centros oficiales y otros surcando los destinos que ellos mismos se trazaron. En este extenso estudio sobre diversas artes, oficios artísticos y artesanales en esta ciudad pacense, merece dedicarse un buen apartado a nuestro escultor calabazón Don Pedro de Torres Isunza y González Castroverde que en 1892 nació en Don Benito (Badajoz), escultor al que muchos historiadores dedicaron buena parte de su tiempo, más no obstante, el autor de este estudio solo pretende recoger unas breves cinceladas de su andadura en el apasionante mundo escultórico. La ciudad hispalense tiene la virtud de expandir por buena parte del mundo el nacimiento de los grandes virtuosos del mundo del arte y allí, en la Universidad de Sevilla, comienza Don Pedro sus estudios en Derecho y como no le atraían las ciencias y las letras, comienza después su carrera artística con el insigne D. Mateo Inurria y Lainosa, galardonado de la Medalla de Honor en la exposición de Bellas Artes del Palacio del Retiro, a quien S. M. el Rey le concede 15.000 pesetas por sus méritos expositivos13. Los diversos historiadores no nos han indicado las causas concretas cuando la Dirección General de Primera Enseñanza dictamina que desde el 25/08/1936 fuera cesado el escultor y encargado de los servicios técnicos del taller de Vaciado del Museo de Reproducciones Artísticas D. Pedro Torres Isunza. En la norma puede leerse que abandonó su destino sin presentarse a él a pesar de oficios comunicatorios14. D. Pedro se matricula en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando no llegando allí, a completar su formación artística que la consigue viajando por algunos países europeos y ciertas ciudades españolas donando en algunas de ellas, cierto número de obras, destacando las del MUBA (Museo de Bellas Artes de Badajoz) constando entre sus fondos 89 figuras, número éste que fue ampliado por su esposa. Los críticos del arte afirman que Torres-Isunza siempre se movió en el espacio del clasicismo y también dicen que la figura femenina fue su tema preferido destacando los desnudos y la mujer gitana, sensual, bella y deseada y quizás amada por el artista en sus numerosos viajes por ciudades españolas; sin embargo, también trabajó obras religiosas como “La Piedad” y varios conjuntos en relieve, existiendo en Don Benito un numero discreto de sus obras; unas cedidas por el escultor y seis obras más extraídas en bronce a través de modelos matrices de terracota que también en su día, regalo el artista al Ayuntamiento dombenitense hallándose los moldes en el Museo Etnográfico con la intención

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