95 Crónicas Provinciales mora hoy en el domicilio de los hijos en Villanueva de la Serena. En este recuerdo de donaciones artísticas tiene un lugar muy destacado el mueble- bargueño que aquella Escuela regalara al Caudillo Franco en noviembre de 1954 en el Palacio de Oriente de Madrid. Es con Emilio Camacho García cuando algunos alumnos continúan sus clases de talla que empezaron con Juan Aparicio Quintana, siendo uno de los alumnos más punteros Joaquín Ruíz Barroso que actualmente lleva 50 años en su trabajo declarándose en su vivienda particular como Tallista-Escultor y debiendo mucho a su maestro privado Antonio Gallego Sánchez siguiendo sus técnicas como operario. Hubo grandes talleres del mueble en Don Benito que fabricándolos aquí, fueron exportados a diversas geografías nacionales y se afirma que en todos ellos llevaban acopladas los diversos estallamientos que los artistas dombenitenses realizaban. Pero surgieron otros numerosos talleres mucho más modestos que el autor de este estudio no ha considerado mencionar, centrándose en los talleres de más relevancia como el taller de Claudio Martín, que con sus excelentes operarios que no emigraron, tuvo un gran protagonismo en esta área hasta su desaparición que no emigraron, pero lo cierto de todo ello es que servían a los Talleres de ebanistería: Muebles Martín-Mora de la calle Barrial, Talleres Cidoncha en calle Granados que comandaba el señor Antonio y sus dos hijos Fernando y Ramón, ambos alumnos de la E.E. de Trabajo, siendo este último muy destacado en el manejo de las gubias en las clases con D. Juan Aparicio. También muebles Valentín Parejo ubicado en calle Fernán Pérez, tuvo su relevancia trabajando allí Germán Quirós Sobrino más un famoso y gran dominador de la talla románica como Antonio Reyes Herrera. Fue otra industria impulsora del mueble clásico los talleres de José Texeira González ubicados en la antigua calle del 18 de Julio realizándose en ellos los bastidores –no las tallas– de los óleos del Retablo Mayor de la Iglesia de Santiago más otros remesas de muebles exportados a diversas provincias. Con la importación de maderas extranjeras para su venta y ensambles más el contrato que firmó con la Junta Interparroquial de la Iglesia de Santiago de Don Benito para la construcción ebanística de la fachada del retablo Mayor, la industria de Antonio Romero Barroso tuvo su gran auge, trabajando en ellas excelentes oficiales de carpintería y sirviéndose, como todos, de los artistas que entonces imperaban en Don Benito. En aquel contrato del 15 de enero de 1954 por valor de 170.000 pesetas, suponiendo incluido el costo de todas las preciadas tallas del Retablo Mayor, ya que desglosando todas las cifras escritas, nos aparecen 56.431 pesetas, que en tanto no aparezca otro documento, hay que suponer que fue éste el costo del importe de todo el entallamiento artístico del Retablo, y también hay que suponer, que el almacenista Romero era el pagador de todas las majestuosas tallas realizadas en el taller de Claudio Martín, ya que su nombre no aparece en el Libro de Actas de los responsables Interparroquiales figurando sólo el concepto “Gastos de mano de obra de Maderas”. La mayoría de los talleres mencionados, se proveyeron de una buena cohorte de barnizadoras que practicaban esta técnica manual a base de goma-laca, Figura 2-8. Museo Etnográfico de Don Benito.
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